viernes, 26 de junio de 2009

Trabajo EL INICIO DE LA MULTICULTURALIDAD Y LA INTERCULTURALIDAD

UNIVERSIDAD PANAMERICANA

PROFESORADO EN PSICOLOGIA.

CURSO: HISTORIA DE LA EDUCACION EN GUATEMALA.

LICENCIADA: DAMARIS PALMA DE F.



EL INICIO DE LA MULTICULTURALIDAD Y LA INTERCULTURALIDAD

ALUMNA: DARNELI MILET GONZALEZ CERNA.

FECHA: 27 DE JUNIO DE 2009.


INTRODUCCION

Multiculturalidad es hablar de cómo organizar la convivencia humana en una sociedad donde conviven multitud de grupos de diferentes culturas, de diferentes tradiciones y por lo tanto también con diferentes escalas de valores y de prioridades, se habla también de discriminación, explotación entre otros etc.

Interculturalidad se refiere precisamente a la relación entre las culturas basadas en el respeto y desde planos de igualdad la interculturalidad no admite desigualdades entre culturas.


OBJETIVOS

  • Que no exista desigualad entre si.

  • Que halla una convivencia entre personas.

  • Que en las escuelas los docentes y los alumnos se traten con amor.


EL INICIO DE LA MULTICULTURALIDAD Y LA INTERCULTURALIDAD

Entendiendo que hablar de multiculturalidad es hablar de como organizar la convivencia humana en un sociedad donde conviven multitud de grupos de diferentes culturas, de diferentes tradiciones, y, por lo tanto, también con diferentes escalas de valores y de prioridades. Una diversidad cultural, que, además, está cruzada por la pertenencia a diferentes clases sociales, a diferentes niveles de conocimientos, de poder, y de influencia social. No es, por lo tanto, el discurso sobre la multiculturalidad, un discurso fácil, simple, o plano, como suele ser presentado, la mayoría de las veces por los políticos o las instituciones oficiales. Hablar de multiculturalidad es hablar de política, de economía, de enseñanza, de medios de comunicación, y de todo aquello que determina la vida de las personas y de los grupos de los que forman parte, en una sociedad como la nuestra.

Lo primero que debemos tener claro es que una cosa es una sociedad en la que existen diferentes culturas, y otra, muy distinta, una sociedad multicultural. Hoy, en España, existe una realidad social en la que están presentes, fundamentalmente, como consecuencia de la inmigración, una disparidad de culturas, algunas muy diferentes a la mayoritaria, pero no es una sociedad multicultural , ya que solo esta, la mayoritaria, tiene la hegemonía en la política, en los medios de comunicación, en la economía, en la enseñanza... Y, ciertamente es muy mayoritaria, pero no es única. Una sociedad multicultural sería aquella donde todas las culturas tuvieran, naturalmente de acuerdo con su importancia cuantitativa, las mismas posibilidades de desarrollarse y de ser vivida por las personas que la comparten.. Podríamos decir que la primera definición, o sea, una sociedad con diferentes culturas, no es más que la constatación de un hecho, y la segunda, una sociedad multicultural, es una objetivo, una utopía si se quiere, pero algo muy alejado de la realidad actual de España. Acercarnos a la utopía, aunque solo sea lo suficiente, para percibir en nuestro rostro algo de su brisa, requiere unas grandes transformaciones sociales en el terreno de la política, de la cultura de la economía, y, de forma muy singular, en el campo de la enseñanza.

¿Ahora bien, la escuela tiene que educarnos para ser diferentes o para ser iguales? Yo creo que la tarea de la escuela es formar personas capacitadas, libres, con criterio y con capacidad de comprender el mundo en el que vive, y de comprenderse así mismo. En ese sentido, tiene que educarnos para ser iguales en derechos y en obligaciones, pero sin olvidar que fuera de la escuela no lo somos, y debe evitar que dentro del aula se reproduzcan los aspectos más negativos de esas diferencias. Así la escuela, tiene que ser un agente activo contra los prejuicios, contra los tópicos, el racismo, el machismo, el clasismo, la incomprensión, la violencia, y las ideas políticas violentas que la defienden. Para ello, y esta es la gran cuestión, el sistema educativo tiene que dotarse de un discurso pedagógico que incluya esos objetivos, no como actividades trasversales o paralelas, sino como una verdadera filosofía de vida que impregne e ilumine todo el universo de la educación. Un ideal, que no una ideología, que entienda la educación y la cultura, como instrumentos de liberación del hombre de las cadenas de la ignorancia, de la brutalidad y de algo que es peor que todo eso, de la falta de confianza en sí mismo y en el resto de los hombres.

La comunidad gitana, para la cual, el camino de la igualdad y de la libertad verdadera, no es otro que el de la instrucción en su sentido más amplio, necesita, urgentemente, contar con el soporte de un discurso pedagógico que supere los tópicos sobre su idiosincrasia, y los reproches a los padres gitanos y la cultura gitana como un obstáculo para la enseñanza de sus hijos. Un planteamiento que incorporé a la gitanidad los valores de la cultura sin adjetivos, y que el esfuerzo individual y colectivo en pro de la formación y de la capacitación personal, sea una nueva seña de identidad de nuestro pueblo.

Pero elaborar ese discurso pedagógico no pude quedarse en la denuncia y en la queja, pues, aunque solo con eso pudiera estar de sobra justificado, es, a estas alturas, totalmente insuficientes ya que nos podemos encontrar, como de hecho ocurre, que se reconozcan las razones de nuestras protestas, pero se continúe sin poner remedio a las causas que las provocan. Es por ello que tenemos que hacer un esfuerzo, tanto los gitanos, como los que sin serlo se solidarizan con nosotros, en analizar correctamente lo que ocurre y encontrar las claves que nos permitan avanzar en la dirección correcta.

La situación de los gitanos con relación a la enseñanza no es más que el reflejo de su situación general en la sociedad española. Una situación que se caracteriza por el descrédito, por la desigualdad y por las discriminaciones. La escuela refleja la realidad social con sus convencionalismos, sus creencias, sus fobias y sus filias. Una realidad que la escuela no solo no cambia, en lo que debería ser cambiada, sino que la reafirma y la perpetúa en la medida que los convencionalismos sociales forman parte de la ideología transmitida. Por eso, una de las premisas que tenemos que aceptar es que hay diferentes grupos de gitanos y que la identidad gitana común no puede solapar las diferencias existentes entre las personas como reflejo de sus condiciones de vida, de su educación y de su propio devenir personal. Y que el hecho de que el fracaso escolar sea un fenómeno generalizado entre los niños gitanos, no significa que las causas no sean diferentes entre unos niños y otros, dependiendo de cuales sean sus condiciones de vida. Creo que un escolar debe ser visto dentro del aula sencillamente desde su propia individualidad, desde sus capacidades o sus limitaciones personales y sin que la pertenencia a un determinado grupo étnico presuponga de entrada un tratamiento diferente a la hora de su educación. A veces, un pretendido respeto a las diferencias culturales de los alumnos pertenecientes a minorías étnicas, sirve para justificar un nivel de fracaso escolar cuya responsabilidad mayor la tenemos que buscar en el mismo sistema de enseñanza y no en unas supuestas tradiciones culturales de las familias de los alumnos, que, de significar un obstáculo para el desarrollo educativo de los niños, deberían ser tenidas en cuenta como un componente más de una realidad social compleja y no como una fatalidad ante la cual no hay más remedio que conformarse.

En lo que se refiere a la cultura gitana como un obstáculo para la integración de niños en el sistema de enseñanza, creo que es necesario desterrar tópicos y mitos que se alimentan tanto desde dentro de la comunidad gitana como desde fuera y que no son más que fruto, o bien de la ignorancia, o de los prejuicios. Porque la cultura si es tal, no puede ser un obstáculo para el desarrollo y progreso de las personas. Pero además, hoy día, la identidad gitana solo podrá sobrevivir si se dota de la fuerza de la cultura sin adjetivos, si sus miembros son personas cualificadas, libres e independientes y pueden ejercer su gitanidad con orgullo y con dignidad.

INTERCULTURALIDAD.

Por qué no "mestizaje cultural".

La noción de "mestizaje cultural" ha tenido cierto éxito en el Perú al buscar dar cuenta del encuentro o del choque si se prefiere de las culturas autóctonas con la de los colonizadores españoles. Tal vez el término pueda seguir siendo interesante para expresar la voluntad de quienes, desde tradiciones étnicas y culturales diversas, buscan construir un terreno común de entendimiento. Sin embargo, expondremos ahora varias razones que nos hacen pensar que en la actualidad su uso no es muy conveniente.

El término se deriva de la simplificación extrema operada por la gran división colonial, jerarquízate y excluyente, entre "indios" y "españoles", supuestamente reconciliados en el "mestizaje". La expresión pasa por alto la gran riqueza de la multiplicidad cultural. Además, confunde en una sola categoría realidades culturales muy distintas (por ejemplo, no es igual el "mestizo" de las antiguas ciudades coloniales que el "indio" que ha adquirido hábitos urbanos). Y finalmente, la noción de "mestizaje cultural" aunque construida a base de las categorías coloniales, tiende a eliminar la relación de dominación propia de la situación colonial y heredada de ella. Es decir, tiende a suponer armonía entre todos,

dejando de lado la desigualdad real de condiciones de los grupos sociales y étnicos en el acceso a los recursos culturales ajenos y en las posibilidades de desarrollo y difusión de los propios.

En términos más teóricos, se critica también esta noción porque -como lo señalara Fernando Fuenzalida [1992)- trata las culturas como si fueran entidades corpóreas con capacidad de mezclarse de modo similar a los seres orgánicos. Para nosotros, en cambio, la cultura no tiene existencia en sí misma, sino que se refiere a actitudes acostumbradas y a maneras de ser compartidas (dimensión social) de las personas en concreto (dimensión individual). Por esta razón, en el mejor de los casos podría hablarse de "mestizaje" en un sentido metafórico, pero es una metáfora que, lejos de ayudar a entender la realidad, más bien conduce a confundirla.

Por todo ello, nos parece más provechoso dejar de lado ese término para centrarnos en lo que realmente importa: el estudio de las transformaciones que ocurren en nosotros y que compartimos con otros al entrar en contacto permanente con personas y grupos que suelen expresarse, actuar, pensar o sentir de modo distinto al que acostumbramos. Lo importante es entender de qué manera en el contacto cotidiano entre grupos de orígenes históricos distintos, ocurren las transformaciones sociales y cómo van de la mano con cambios en las mentalidades, en los universos simbólicos, en el imaginario de las personas, en sus maneras de sentir y percibir el mundo y, en especial, en sus maneras de acercarse y enfrentar situaciones nuevas, de relacionarse con datos culturales distintos a los propios.

La diversidad cultural y las relaciones Interculturales de hecho.

La diversidad cultural se presenta en espacios definidos donde coexisten grupos humanos con tradiciones culturales diferentes. Por tal razón, no entenderemos por diversidad cultural la existencia de influencias lejanas, como pudieron ser en Europa la adopción de los fideos o de los molinos de viento asiáticos. En cambio, los contactos frecuentes entre mercaderes y toda clase de viajeros en torno al mediterráneo, por la densidad de estas relaciones, constituyeron espacios importantes de diversidad cultural que generaron relaciones intensivas entre culturas o relaciones interculturales de hecho, esto es. Relaciones en las cuales, aunque las personas no necesariamente lo quieran ni lo busquen, se ven influenciadas de manera importante por rasgos culturales originados en tradiciones diferentes a la propia. En este sentido, el mundo andino se ha caracterizado siempre por una gran diversidad cultural.

Ahora bien, puede ser, muy variada la actitud frente a la diversidad cultural y a las consiguientes relaciones interculturales en las que uno se encuentra sumergido de hecho. Por ejemplo, es posible que ciertas influencias no sean reconocidas e incluso sean rechazadas. El reconocimiento, desconocimiento o rechazo de influencias culturales depende, naturalmente, del prestigio que está socialmente asociado a cada uno de los ámbitos culturales. Pensemos cuánto de influencia árabe hay en la cultura hispana, sin que sea generalmente reconocida. Del mismo modo ¿cuánto de influencia andina habrá en la cultura criolla del Perú, aunque no se la quiera admitir? Es de esperar que cada persona tienda a reconocer y valorar dentro de sí misma las influencias culturales de ámbitos que gozan de mayor prestigio. Este proceso es complejo, no unilineal, y depende incluso en parte del contexto en el que se encuentre la persona, aquí simplemente interesa señalar que existen influencias que, pese a no ser reconocidas, actúan eficazmente en el comportamiento individual o colectivo. Pensemos, por ejemplo en la influencia de la lengua materna en la manera de hablar otro idioma: aunque se la quiera negar, esta influencia jamás desaparece por completo.

Esta actitud variada ante influencias culturales, de acuerdo a su prestigio y proveniencia, está íntimamente ligada al contexto de mucha desigualdad social en que se da generalmente el contacto entre personas de culturas diferentes, como es el caso del Perú. Las influencias culturales mutuas no se procesan entonces de manera armoniosa y en un ambiente de respeto mutuo y de diálogo. Es más bien lo contrario lo que ha venido dándose a lo largo de la historia. Pero ello no significa que no hayan existido estas influencias mutuas (o relaciones interculturales de hecho). Significa, eso sí, que para quienes viven ese proceso, es difícil reconocer y asumir plenamente la riqueza potencial que representan recursos culturales generados a través de prolongadas experiencias históricas distintas, y que de pronto se encuentran reunidas y al alcance. Al mismo tiempo, la historia de la humanidad y en especial también la del Perú, está llena de ejemplos de influencias mutuas que se han producido en medio de relaciones sociales jerarquizadas y de procesos de dominación y explotación. Sólo por tomar ejemplos materiales muy obvios, se puede recordar que Europa se salvó de muchas hambrunas gracias a la papa andina y que la agricultura andina, por su lado, adaptó con mucho éxito el buey y el arado a sus sistemas de producción.

En medio del conflicto y la injusticia de las relaciones sociales, siempre hubo quienes soñaron con convertir las relaciones interculturales existentes de hecho, en un punto de partida para establecer relaciones sociales más justas; la interculturalidad se convierte entonces de una situación de hecho en un principio normativo orientador de cambio social.

a) La Interculturalidad como principio normativo.

Más allá de la existencia de hecho de relaciones interculturales, la interculturalidad puede tomarse como principio normativo. Entendida de ese modo, la interculturalidad implica la actitud de asumir positivamente la situación de diversidad cultural en la que uno se encuentra. Se convierte así en principio orientador de la vivencia personal en el plano individual y el principio rector de los procesos sociales en el plano axiológico social. El asumir la interculturalidad como principio normativo en esos dos aspectos individual y social constituye un importante reto para un proyecto educativo moderno en un mundo en el que la multiplicidad cultural se vuelve cada vez más insoslayable e intensa.

En el nivel individual, nos referimos a la actitud de hacer dialogar dentro de uno mismo y en forma práctica las diversas influencias culturales a las que podemos estar expuestos, a veces contradictorias entre sí o por lo menos no siempre fáciles de armonizar. Esto supone que la persona en situación de interculturalidad, reconoce conscientemente las diversas influencias y valora y aquilata todas. Obviamente, surgen problemas al intentar procesar las múltiples influencias, pero al hacerlo de modo más consciente, tal vez se facilita un proceso que se inicia de todos modos al interior de la persona sin que ésta se dé cabal cuenta de ello. Este diálogo consciente puede darse de muchas formas y no sabemos bien cómo se produce, aunque es visible que personas sometidas a influencias culturales diversas a menudo procesan estas influencias en formas también similares. Por ejemplo, en contraposición a la actitud de desconocimiento y rechazo de una vertiente cultural con poco prestigio, actualmente ciertas comentes ideológicas están desarrollando una actitud similar de rechazo de la vertiente cultural de mayor prestigio.

La interculturalidad como principio rector orienta también procesos sociales que intentan construir sobre la base del reconocimiento del derecho a la diversidad y en franco combate contra todas las formas de discriminación y desigualdad social relaciones díalógicas y equitativas entre los miembros de universos culturales diferentes. La interculturalidad así concebida.

"(....) posee carácter desiderativo; rige el proceso y es a la vez un proceso social no acabado sino más bien permanente, en el cual debe haber una deliberada intención de relación dialógica, democrática entre los miembros de las culturas involucradas en él y no únicamente la coexistencia o contacto inconsciente entre ellos. Esta sería la condición para que el proceso sea calificado de intercultural" (Zúñiga. 1995).

En este sentido, la interculturalidad es fundamental para la construcción de una sociedad democrática, puesto que los actores de las diferentes culturas que por ella se rijan, convendrán en encontrarse, conocerse y comprenderse con miras a cohesionar un proyecto político a largo plazo. En sociedades significativamente marcadas por el conflicto y las relaciones asimétricas de poder entre los miembros de sus diferentes culturas, como es el caso peruano, un principio como el de la interculturalidad cobra todo su sentido y se torna imperativo si le desea una sociedad diferente por ser justa.

El asumir así plenamente la interculturalidad implica confiar en que es posible construir relaciones más racionales entre los seres humanos, respetando sus diferencias. EL mundo contemporáneo. Cada vez más intercomunicado, es también un mundo cada vez más intercultural como situación de hecho en el que, sin embargo, pocas culturas {y en el límite una sola) disponen de la mayor cantidad de recursos para difundir su prestigio y desarrollarse. Es decir, vivimos en un mundo intercultural en el que tiende a imponerse una sola voz. La apuesta por la interculturalidad como principio rector se opone radicalmente a esa tendencia homogenizante culturalmente empobrecedora. Parte de constatar las relaciones interculturales de hecho y afirma la inviabilidad a largo plazo de un mundo que no asuma su diversidad cultura! como riqueza y como potencial.

CONCLUSION

La multiculturalidad y la interculturalidad son dos conceptos diferentes ya que la multiculturalidad se trata de un racismo, y la interculturalidad trata de que halla mejor comunicación entre los pueblos y naciones. Ya que toda cultura es básicamente multicultural es decir, se ha ido formando y se sigue formando a partir de los contactos entre distintas culturas que aportan sus modos de sentir actuar. Dios no dejo el racismo, y el quiere que todos nos miremos por igual.

COMENTARIO

Multiculturalidad como interculturalidad denotan dos cuestiones totalmente diferentes. La multiculturalidad se refiere a que en un determinado territorio coexisten grupos con culturas distintas pero sin que exista una relación entre ellas, situación que trae como consecuencia relaciones de explotación, discriminación y racismo. De una manera sencilla hablamos de multiculturalidad al referirnos a una sociedad, como la actual en el que grupos étnicos diferentes, con una lengua y una cultura diferente, conviven en un espacio geográfico.

Por otro lado la Interculturalidad se refiere precisamente a la relación entre las culturas basadas, en el respeto y desde planos de igualdad, la interculturalidad no admite asimetrías es decir desigualdades entre culturas mediadas por el poder que benefician a un grupo cultural por encima de otros u otras. Se refiere al echo educativo en el que distintas personas de razas, lenguas y religiones distintas que conviven dentro de un mismo marco, por ejemplo la escuela en la que cada una de ellas respeta las diferencias de las otras y aporta lo mejor de su cultura para que de allí surja una nueva sociedad, en la que el respeto, la igualdad y la tolerancia sea la nota predominante. Como por ejemplo también México es considerado como un país multicultural que existe una diversidad de culturas pero que no hay relación entre ellas, en la actualidad se apuesta por la interculturalidad que supone una relación respetuosa entre culturas. Y más aun cuando vemos esa multuculturalidad en las aulas por ello es necesario que en cuestión de la educación se apunten a un modelo de educación intercultural para que halla paz entre si.

BILBILOGRAFIA

http://es.wikipedia.org/wiki/Interculturalidad

http://solidaridad.universia.es/multiculturalidad/intro.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Multiculturalismo

jueves, 11 de junio de 2009

Saludo

Saludos a Todos, soy Neli, de Monjas, este es mi blog ;)